EL NEOPLATONISMO
Texto tomado de “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder
Hemos visto cómo tanto los cínicos, como los estoicos y los epicúreos tenían sus raíces en Sócrates. También recurrieron a presocráticos como Heráclito y Demócrito. La corriente filosófica más destacable de la Antigüedad estaba inspirada, sobre todo, en la teoría de las Ideas. A esta corriente la llamamos neoplatonismo.
El neoplatónico más importante fue Plotino (205-270 d. de C.), que estudió filosofía en Alejandría, pero que luego se fue a vivir a Roma. Merece la pena tener en cuenta que venía de Alejandría, ciudad que ya durante cien años había sido el gran lugar de encuentro entre la filosofía griega y la mística orientalista. Plotino se llevó a Roma una teoría sobre la salvación que se convertiría en una seria competidora del cristianismo, cuando éste empezara a dejarse notar. Sin embargo, el neoplatonismo también ejercería una fuerte influencia sobre la teología cristiana.
Plotino hablaba sobre el saber pitagórico y platónico así como sobre el ascetismo; fue tal la impresión que causó sobre sus oyentes que algunos de ellos dieron sus fortunas a los pobres, libertaron a sus esclavos, y dedicaron sus vidas al estudio y a la piedad ascética. A la edad de 60 años, con el permiso del emperador romano Galieno, intentó fundar una comunidad de naciones basada en el modelo de La República de Platón, pero el proyecto fracasó a causa de la oposición de los consejeros de Galieno. Plotino siguió enseñando y escribiendo hasta su muerte. Sus obras comprenden 54 tratados en griego, llamados las Enneadas, seis grupos de nueve libros cada uno, adaptación hecha probablemente por su alumno Porfirio, que corrigió sus escritos.
Te acordarás de la teoría de las Ideas de Platón. Recuerda que él distinguía entre el mundo de los sentidos y el mundo de las Ideas, introduciendo así una clara distinción entre el alma y el cuerpo del ser humano. El ser humano es, según él, un ser dual. Nuestro cuerpo consta de tierra y polvo como todo lo demás perteneciente al mundo de los sentidos, pero también tenemos un alma inmortal. Esta idea había sido muy conocida y extendida entre muchos griegos bastante antes de Platón. Plotino, por su parte, conocía ideas parecidas provenientes de Asia.
El sistema de Plotino se basa sobre todo en esta teoría platónica, pero mientras Platón manifestaba que los arquetipos establecen el vínculo entre la divinidad suprema y el mundo de la materia, Plotino aceptaba la doctrina de la emanación. Esta doctrina supone la transmisión constante de fuerzas del ser absoluto, o lo Uno, a la creación por medio de distintos agentes; el primero de ellos es el nous, o inteligencia pura, de la cual emana el alma del mundo; de ésta, a su vez, emanan las almas de los seres humanos y los animales, y por último la materia. Los seres humanos, en consecuencia, pertenecen a dos mundos, al de los sentidos y al de la inteligencia pura. Puesto que la materia es la causa de todo mal, el objeto de la vida debería ser escapar del mundo material de los sentidos, y de aquí que las personas abandonaran todos los intereses terrenales por los de la meditación intelectual; mediante la purificación y el ejercicio del pensamiento, las personas pueden elevarse a sí mismas hasta la intuición del nous, y por último, a una completa y extática unión con lo Uno, que es Dios. Plotino afirmó haber experimentado este éxtasis divino en varias ocasiones durante su vida.
El alma universal, no obstante, al constituirse como un puente entre el nous y el mundo material, tiene la opción de preservar su integridad e imagen de perfección o bien de ser sensual y corrupta por entero. La misma elección está abierta a cada una de las almas inferiores. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza e identidad, el alma humana experimenta un falso sentido de distancia e independencia, se vuelve presumida de un modo manifiesto y cae en hábitos sensuales y depravados. El neoplatonismo mantiene que la salvación de esa alma es posible gracias a la virtud de la libertad de la voluntad que le permitió elegir su camino de pecado. El alma debe invertir ese curso, trazando en sentido contrario los sucesivos pasos de su degeneración, hasta unirse otra vez con el origen de su ser. La reunión verdadera se consuma a través de una experiencia mística en la que el alma conoce un éxtasis total.
Plotino pensaba que el mundo está en tensión entre dos polos. En un extremo se encuentra la luz divina, que él llama «Uno». Otras veces la llama «Dios». En el otro extremo está la oscuridad total, a donde no llega nada de la luz del Uno. Ahora bien, el punto clave de Plotino es que esta oscuridad, en realidad, no tiene existencia alguna. Se trata simplemente de una ausencia de luz, es algo que no es. Lo único que existe es Dios o el Uno; y de la misma manera que una fuente de luz se va perdiendo gradualmente en la oscuridad, existe en algún sitio un límite donde ya no llegan los rayos de la luz divina.
Según Plotino el alma está iluminada por la luz del Uno, y la materia es la oscuridad, que en realidad no tiene existencia alguna. Pero también las formas de la naturaleza tienen un débil resplandor del Uno.
Imagínate una gran hoguera en la noche. De esta hoguera saltan chispas en todas las direcciones. La noche queda iluminada en un gran radio alrededor de la hoguera; también a una distancia de varios kilómetros se verá la débil luz de una hoguera en la lejanía. Si nos alejamos aún más sólo veremos un minúsculo puntito luminoso como una tenue linterna en la noche. Y si continuáramos alejándonos de la hoguera, la luz ya no nos llegaría. En algún lugar se pierden los rayos luminosos en la noche, y cuando está totalmente oscuro no vemos nada. Entonces no hay ni sombras ni contornos.
Imagínate que la realidad es una hoguera como la que hemos descrito. Lo que arde es lo Uno, y la oscuridad de fuera es esa materia fría de la que están hechos los seres humanos y los animales. Más cerca de Dios están las Ideas eternas, que son las formas originarias de todas las criaturas. Ante todo, es el alma del ser humano lo que es una «chispa de la hoguera», pero también por todas partes en la naturaleza brilla algo de la luz divina. La vemos en todos los seres vivos, incluso una rosa o una campanilla, tienen ese resplandor divino. Más lejos del Dios vivo está la tierra, el agua y la piedra.
Digo que hay algo de misterio divino en todo lo que existe. Lo vemos brillar en un girasol o en una amapola. Y también intuimos algo del inescrutable misterio cuando vemos a una mariposa levantar el vuelo desde una rama, o a un pez dorado que nada en su pecera. Pero donde más cerca de Dios podemos estar es en nuestra propia alma. Sólo allí podemos unirnos con el gran misterio de la vida. En muy raros momentos podemos incluso llegar a sentir que nosotros mismos somos el misterio divino.
Las metáforas utilizadas por Plotino recuerdan al mito de la caverna de Platón. Cuanto más nos acercamos a la entrada de la caverna, más nos acercamos a todo aquello de lo que precede lo que existe. Pero al contrario de la clara bipartición de Platón de la realidad, las ideas de Plotino están caracterizadas por la unidad. Todo es Uno, porque todo es Dios. Incluso las sombras al fondo de la caverna tienen un tenue resplandor del Uno.
Alguna vez en su vida Plotino tuvo la experiencia de ver su alma fundirse con Dios. A eso lo solemos llamar una experiencia mística. Plotino no es el único que ha tenido esa experiencia. En todos los tiempos y en todas las culturas ha habido personas que han relatado tales experiencias. A lo mejor las describen de distinta forma, pero también se repiten muchos rasgos importantes en las descripciones. Veamos algunos de estos rasgos comunes.
PLOTINO Y EL ARTE
Aunque vinculado al neplatonismo, Plotino otorgó una mayor importancia al arte que el propio Platón. En sus tesis exponía que el arte revelaba la forma de un objeto con mayor claridad que la experiencia normal y lleva al alma a la contemplación de lo universal. De acuerdo con Plotino, los momentos más elevados de la vida son estados místicos, con lo que daba a entender que el alma está unida, en el mundo de las formas, a lo divino, que él conceptuaba como “lo Uno”. La experiencia estética se encuentra muy cercana a la experiencia mística, pues genera un abandono terrenal mientras se contempla el objeto estético.
GUÍA DE LECTURA SOBRE FILOSOFÍA NEOPLATÓNICA
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- ¿Cuál es la concepción antropológica de Plotino?
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- ¿En qué consiste la doctrina de la emanación del neoplatonismo?
- ¿Qué es el Uno en la doctrina neoplatónica?
- Realiza una escala de los seres según la doctrina neoplatónica.
- ¿A qué filósofo presocrático se le atribuye la introducción de la inteligencia universal como realidad organizadora del cosmos?
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- Explique la doctrina del alma según Plotino.
- ¿Cuál es la concepción teológica del neoplatonismo?
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- ¿Qué es una experiencia mística?
- ¿Cuál es la concepción del arte del neoplatonismo?
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